LOS
PARAÍSOS ARTIFICIALES
Edgardo
Malaspina
1
Los
paraísos artificiales (1858-1860) del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) es un libro sobre las sensaciones
producidas por el hachís, el opio y el
vino. El consumo de estas sustancias lo hizo para investigar su efecto sobre “la
creatividad poética y la invención de imágenes inéditas”. Así las cosas, la
obra tiene importancia para la medicina, la farmacología, la literatura y la
filosofía.
2
Luego
de su experiencia Baudelaire llega a la conclusión de que el consumo de drogas
es dañino para la salud, mientras que exalta como positiva la acción del vino.
Estamos hablando de una época cuando no existían investigaciones sobre el tema.
“El
hachís es para los miserables y los ociosos, el vino es para el pueblo que
trabaja y merece beberlo”.
3
El
hachís conduce al encierro dentro de sí mismo, mientras que el vino es un
agente de solidaridad social, de comunicación emotiva y posee la facultad de
aumentar desmesuradamente la
personalidad del ser pensante.
Nuestro
Ángel Ávila lo dirá con otras palabras en uno de sus pasajes: “El aguardiente
da brío, un valor incalculable”.
4
El
vino exalta la voluntad, el hachís la aniquila.
Tratemos
al vino como a nuestro igual.
5
Si
el vino desapareciera de la producción humana, creo que en la salud y en el
intelecto del planeta se abriría un vacío, una ausencia, una carencia mucho más espantosos que todos los excesos y
desviaciones de los que se hace responsable al vino.
6
Aquellos
hombres que nunca beben vino son unos imbéciles o unos hipócritas. Imbéciles
porque no conocen ni la humanidad ni la naturaleza. Hipócritas porque son
fanfarrones de la sobriedad que beben a escondidas o guardan algún vino oculto.
7
El
hombre que sólo bebe agua oculta un secreto a sus semejantes.
8
Nada
iguala la alegría del hombre que bebe vino, excepto la alegría que siente el
vino de ser bebido.
9
Con
el hachís toda alegría y todo bienestar son superabundantes; todo dolor y toda
angustia son inmensamente profundos.
10
Las
etapas cuando se consume hachís son las siguientes: hilaridad absurda e
irresistible, alegría. Luego sobreviene una sensación de frescor en las
extremidades y una gran debilidad, manos de barro, pesadez en la cabeza y una
estupefacción general. Finalmente viene una embriaguez vertiginosa seguida de una
desazón, algo indescriptible: la felicidad absoluta: todos los problemas
filosóficos están resueltos. Todas las cuestiones arduas con las que luchan los
teólogos y que desesperan a la humanidad razonante son ahora límpidas y claras. Toda
contradicción se ha convertido en unidad. El hombre recibe un ascenso y se hace
dios.
11
Eres
superior a todos los hombres, nadie comprende lo que piensas, lo que
sientes ahora. Son incapaces de
comprender el inmenso amor que experimentas por ellos. Una inmensidad de
felicidad y de virtud se abre ante ti. Nadie sabrá jamás a qué grado de
inteligencia y virtud has llegado.
El
hachís invoca magnificencias de luz, esplendores gloriosos, cascadas de oro
líquido.
Luego
viene el castigo: debilidad, timidez, te crees un objeto frágil. Sois incapaces
de todo trabajo, de toda energía en la
acción. Habéis arrojado vuestra personalidad a los cuatro vientos del cielo, y
ahora os cuesta reunirla de nuevo y concentrarla.
¡Es
la voluntad la que es atacada por el hachís, y la voluntad es el órgano más
precioso!
12
Todo
conduce la recompensa o al castigo, que
son dos formas de la eternidad.
13
El
hombre ha querido crear el paraíso por medio de la farmacia y de las bebidas
fermentadas.
14
El
hachís provoca efectos misteriosos y goces mórbidos. Su uso prolongado trae
castigos inevitables. Su persecución es inmoral y un falso ideal. De hachís
procede el nombre de hachachín o
asesino.
15
El
hombre ha querido soñar, y el sueño gobernará al hombre.
16
La
mayor vergüenza y el sufrimiento más vivo es la abdicación de la voluntad.
(Balzac).
17
El
que echa mano de un veneno para pensar, muy pronto no podrá pensar sin veneno.
19
El
hombre no se halla tan privado de medios honestos para ganarse el cielo, para
que se vea obligado a recurrir a la farmacia y la hechicería.
20
Los
poetas y filósofos han creado un jardín de verdadera belleza gracias al
ejercicio asiduo de la voluntad y la nobleza permanente de la intención.
21
El
opio aporta un bálsamo calmante para las heridas que nunca cicatrizarán y las
angustias del espíritu.
22
El
opio es el gran secreto de la felicidad sobre el que los filósofos habían
discutido durante tantos siglos.
23
El
vino enturbia las facultades mentales, mientras que el opio introduce en ellas
el orden supremo y la armonía.
24
El
pobre es mucho más filósofo que el rico, porque muestra una resignación más
pronta y más alegre a lo que considera un mal irremediable.
25
¡Oh,
justo, sutil y poderoso opio! Tú posees
las llaves del paraíso.
26
Midas
cambia en oro todo lo que toca. El consumidor de opio transforma en realidad
todos sus sueños.
27
Soñar
es una facultad divina y misteriosa, porque con el sueño se comunica el hombre
con el mundo tenebroso que lo rodea.
28
El
peligro de la muerte ilumina el cerebro
del teatro de la vida pasada.